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HISTORIADORES DE CHILE.

ejemple DCA labores 56 HISTORIADORES DE CHILE. de su justicia, ni a los ministros que con buena intencion y celo encaminan sus acciones a la ejecucion y cumplimiento de ella y de sus ajustadas leyes, ántes se ha reconocido en algunas ocasiones, que en un instante son atropellados y deshechos los buenos ministros, y derogado lo que por ellos justificadamente es difinido y sentenciado. Y no há muchos años que se experimentó esta verdad con un juez que, estando para ejecutar la pena que merece un ladron reiterado en robos y escalamientos de casas, por ciertas dependencias le quitó el gobernador (que en aquellos tiempos gobernaba) la causa y envió a su auditor jeneral a que conociese de ella, quien con todo conato y ahinco quiso librarle de la culpa y delito que le tenia probado, porque no fué despachado a otro intento mas que a atropellar la justicia; y hallando la informacion justificada y mui conforme a las leyes del derecho, y porque las partes clamaban, no pudo excusar el sentenciarle afrentosamente a barrer las guardias con un grillo puesto como galeote, y esta sentencia se publicó a voz de pregonero por las calles con cajas y trompetas: y dentro de pocos años vimos a este tal ladron hecho capitan de infantería española en un ejército de este reino. ¿Hai mas que decir, ni que ponderar el poco lugar que tiene la justicia en Chile? Pues ¿cómo ha de haber paz en él, siendo conocido parto de esta excelente virtud? Pues ¿qué ánimo ni esfuerzo podrán tener los jueces ministros amadores de la justicia, si reconocen en el juez o el príncipe que gobierna y lo puede todo, que apoya semejantes maldades y desafueros, y que intenta deshacer lo bien obrado y lo que con justificacion y celo cristiano se ejecutó con efecto? Y muchas veces acontecen estos disturbios y mal encaminados juicios porque los que gobiernan se dejan llevar del primer informe que les hacen, sin atender a que hai perversas intenciones a sus lados que por sus pasiones o intereses los prevarican fácilmente y los perturban; por lo cual deben los superiores no partir ni determinarse con el primer informe, ni dar prestos oidos a los que delatan, que estos son demonios, como lo dijo San Ju." (sic), y los acusados son hombres, y la diferencia que hai de unos a otros, ha de haber del oir al creer para juzgar. Qué buen ejemplo y doctrina nos da el divino Maestro, principalmente a los superiores que juzgan con el primer informe o relacion que les hacen, y en ajustando a su intento lo que escuchan, no hai quien les desquicie de aquello que primero oyeron. En el capítulo primero del Génesis dice la letra sagrada, que vió Dios la luz, y ántes de dividirla de las tinieblas (que es lo propio que juzgar), la examinó si era buena o mala. Pues ¿qué fué lo que juzgó? pregunta un autor grave, y dice, que la luz era luz y las tinieblas tinieblas; y ¿por qué vió primero dificultad? y absuelve su duda con decir, que no quiso juzgar sin haber visto. Esto es lo que deben hacer los príncipes cristianos, los que desean en sus gobiernos el acierto: no juzgar sin haber visto, ni rejirse por el primer informe, que dejándose llevar de él, las mas veces juzgarán por luz lo que es obscuridad y