esto, amainaron, soltaron los remos, tomaron las armas, y los esperaron, aunque el cadí dijo que no temiesen, porque el bajel era turquesco, y que no les haria daño alguno: mandó poner luego una bandera blanca de paz en el peñol de la popa, porque le viesen los que ya ciegos y codiciosos venian con gran furia á embestir el mal defendido bergantin. Volvió en esto la cabeza Mahamut, y vió que de la parte de poniente venia una galeota á su parecer de veinte bancos, y díjoselo al cadí, y algunos cristianos que iban al remo dijeron que el bajel que se descubria era de cristianos: todo lo cual les dobló la confusion y el miedo, y estaban suspensos sin saber que harian, temiendo y esperando el suceso que Dios quisiese darles. Paréceme que diera el cadí en aquel punto por hallarse en Nicosia toda la esperanza de su gusto: tanta era la confusion en que se hallaba; aunque le quitó presto della el bajel primero, que sin respeto de las banderas de paz ni de lo que á su religion debian, embistieron con el del cadí con tanta furia que estuvo poco en echarle á fondo: luego conoció el cadí los que le acometian, y vió que eran soldados de Nicosia, y adivinó lo que podia ser, y dióse por perdido y muerto; y si no fuera que los soldados se dieron ántes á robar que á matar, ninguno quedara con vida; mas cuando ellos andaban mas encendidos y mas atentos en su robo, dió un turco voces, diciendo: Arma, soldados, que un bajel de cristianos nos embiste; así era la verdad, porque el bajel que descubrió el bergantin del cadí venia con insignias y banderas cristianescas, el cual llegó con toda furia á embestir el bajel de Hazan; pero antes que llegase, preguntó uno desde la proa en lengua turquesca, qué bajel era aquel. Respondiéronle que era de Hazan bajá, virey de Chipre. Pues ¿cómo, replicó el turco, siendo vosotros mosolimanes, embestís y robais á ese bajel, que nosotros sabemos que va en él el cadí de Nicosia? A lo cual respondieron que ellos no sabian otra cosa mas de que el bajá les habia ordenado tomasen, y que ellos como sus soldados y obedientes habian hecho su mandamiento. Satisfecho de lo que saber queria el capitan del segundo bajel que venia á la cristianesca, dejó de embestir al de Hazan, y acudió al del cadí, y á la primera rociada mató mas de diez turcos de los que dentro estaban, y luego le entró con grande ánimo y presteza; mas apenas hubieron puesto los piés dentro, cuando el cadí conoció que el que le embestia no era cristiano, sino Alí bajá, el enamorado de Leonisa; el cual con el mismo intento que Hazan, habia estado esperando su venida, y por no ser conocido habia hecho vestidos á sus soldados como cristianos, para que con esta industria fuese mas cubierto su hurto. El cadí que conoció las intenciones de los amantes
Página:Cervantes - Novelas ejemplares, 1883.djvu/95
Apariencia