Página:ChFSA FD1197204030(1).djvu/2

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada

Pueblo de Chile, señores miembros de la Comisión Nacional de UNCTAD III, trabajadores de la construcción, en esta denominación incluyo a los técnicos, a los obreros, a los empleados y profesionales que laboran en esta importante rama de la actividad nacional.

Señores representantes del Cuerpo Diplomático, cuya presencia saludo por tercera vez, cordialmente, en este recinto.

Señor Presidente de la Corte Suprema, don Ramiro Méndez B., señores parlamentarios, señor Cardenal de la Iglesia Chilena, don Raúl Silva Henríquez; señores representantes de distintas Iglesias, que en la mañana de hoy al bendecir estos edificios, han entregado una superior bendición a lo que es el espíritu de Chile: amplio, respetuoso, tolerante de todas las creencias; señores jefes de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, compañeros Ministros de Estado, autoridades civiles chilenas:

En el día de hoy, podemos mirar hacia el ayer, con tranquilidad con la conciencia satisfecha y serena del deber cumplido.

Y es por eso, que podemos olvidar concientemente las dificultades que en el campo internacional apuntaran para que nuestro país no fuera la sede de la UNCTAD III, y agradecemos a los representantes de países amigos, de otros Continentes y, fundamentalmente, a los latinoamericanos, la adhesión solidaria que nos entregaron y la confianza que tuvieron en que cumpliríamos el mandato honroso que se nos entregaba, y que el pueblo de Chile —anhelante— deseaba fuera realidad.

Podemos señalar que la Comisión Chilena para la UNCTAD III inició sus actividades cuando el país, dolorosamente conmovido, en horas amargas, supo del asesinato de Edmundo Pérez Zujović.

Sin embargo, el proyecto del Gobierno enviado al Congreso encontró —como era de esperar— más allá de las fronteras políticas y las justas reacciones emocionales, la decisión del Poder Legislativo,

(SIGUE)