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Página:ChFSA FD1197304100(1).djvu/6

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Estas empresas actúan en las naciones industriales del capitalismo; tratan de subordinar la política de los Gobiernos a sus propios negocios; distorsionan, en parte, la economía de esos países que han alcanzado niveles superiores del desarrollo; favorecen a las empresas que viven sobre la base de preparar pertrechos de guerra y por lo tanto, sus utilidades están en relación directa con el empleo de estos instrumentos bélicos.

Estas empresas impulsan la agresión de los países poderosos hacia los países débiles y el ejemplo más doloroso, pero más heroico, lo hemos visto en Vietnam, donde un pueblo pequeño ha derrotado la penetración imperialista y la insolencia de esas empresas (APLAUSOS)

Esas empresas pretenden obstruir el desarrollo económico de los países socialistas, propician el bloqueo comercial y tecnológico y han llegado a alentar a la contrarevolución. Pero indiscutiblemente donde se siente y se pesa más la acción de estas empresas, es en los Continentes y en los países subdesarrollados. Donde se han apropiado de las riquezas esenciales, convirtiendo nuestras naciones en monoproductoras; somos países que vendemos materias primas e importamos artículos manufacturados; países que vendemos barato y que compramos caro. Es en nuestras naciones donde estas empresas favorecen y estimulan nuestro endeudamiento creciente. Setenta y cinco mil millones de dólares deben los países en vías de desarrollo, situación que hace imposible alcanzar niveles de vida para las grandes masas postergadas.

Esas empresas crean perturbación monetaria, aumentan el desempleo con la utilización de sus técnicas trasplantadas a realidades distintas de sus país de origen; desestimulan el desarrollo de una tecnología a nuestra realidad y a nuestras necesidades; entorpecen o niegan los derechos de los trabajadores; favorecen la fuga de cerebros y es para ellos un negocio lucrativo el que vayan a servir sus intereses, profesionales y técnicos preparados con sumo acuerdo y sacrificio por nuestros pueblos; explotan la inflación, explotan la mano de obra barata, provocan divisiones, enfrentamientos y guerra entre los pueblos, que deberían ser más que nunca hermanos por tener los mismos enemigos. Estas empresas que han desvirtuado y desvirtúan nuestra cultura autóctona y niegan por lo tanto nuestros propios perfiles. La acción de las empresas imperialistas y trasnacionales constituyen hoy la amenaza más fuerte y más viva contra la dignidad del hombre y la dignidad de los pueblos. (APLAUSOS)