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Es la población la que sufre. Son miles de chilenos los que padecen esta actitud sediciosa, increíble, este paro cruel y sanguinario. En la movilización, para ir al trabajo, a la ocupación, a la oficina, para tratar de ir al hospital, dificultades extraordinarias. Es la población la que sufre. Responsables: los transportistas.

El abastecimiento: Ya lo señalé. Puede, si ésto continúa, haber una situación gravísima, sobre todo en pequeños pueblos de la zona central o sureña. Y también en las poblaciones que rodean Santiago.

Ya sabemos cuánto sufre nuestra gente, que no tiene parafina, kerosene; ya sabemos las dificultades que tienen las mujeres modestas de las poblaciones para cocinar. No solo ya porque los abastecimientos están faltando más que antes, —mucho y mucho más— sino porque no tienen con qué prepararlos.

En los hospitales hay amenazas, derivadas de la falta de bencina para las ambulancias. Los médicos se quejan de que no hay bencina para ellos. Y muchos hospitales ya no tienen calefacción. ¡Piensen ustedes lo que esto significa!

Yo les pregunto a ustedes, ¿qué ocurriría en éste país si por ejemplo los obreros de la construcción se declararan en huelga, y recurrieran a éstos mismos métodos, a estos mismos procedimientos? ¡Que clamor de protesta, de indignación no nacería, y con justucia, de parte de todos los sectores del país! ¿Que acontecería —repito— si los trabajadores que han declarado cientos y miles de huelgas, hubieran recurrido a estos procedimientos, a estos métodos? ¡Jamas lo han hecho! ¡Nunca lo harán! Por primera vez en Chile, en octubre del año pasado y ahora, vemos el fascismo actuando. Y con el pretexto de reivindicaciones gremiales, que no tienen ninguna justificación.

A los 7 días del paro, se planteó como una exigencia la salida del Subsecretario de Transportes, Jaime Faivovich.