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cap.
darwin: viaje del «beagle»

Patagonia Septentrional, a no ser cerca de alguna corriente. Frecuenta toda la extensión de las Pampas hasta el pie de la cordillera, pero nunca he visto ni oído de ninguno en Chile; en el Perú se los conserva para que hagan de basureros. Estos vultúridos pueden llamarse con toda seguridad gregarios, pues parecen deleitarse en estar juntos y no se reúnen solamente por el atractivo de una presa común. En días hermosos pueden verse bandadas de ellos a gran altura, y cada uno gira dando vueltas y más vueltas sin cerrar las alas, en evoluciones llenas de gracia. Esto puede estar relacionado con el mero placer del ejercicio o acaso en conexión con sus alianzas matrimoniales.

Con esto dejo mencionadas todas las aves que comen carroña, exceptuando el Cóndor, cuya descripción estará más en su lugar al tratar de la visita hecha a regiones que se acomoden a sus hábitos mejor que los llanos de La Plata.


En una ancha zona de montículos de arena interpuesta entre la Laguna del Potrero y las márgenes del Plata, a pocas millas de Maldonado, hallé un grupo de tubos silíceos vitrificados que se forman al penetrar la chispa eléctrica en la arena suelta. Estos tubos se parecen en todos sus pormenores a los encontrados en Drigg, en Cumberland, y que han sido descritos en las Geological Transactions [1]. Los montículos de arena de Maldonado, no protegidos por vegetación, están constantemente mudando de sitio. De aquí que los tubos sobresalgan de la superficie, y los numerosos fragmentos que había cerca demostraban que en un principio habían estado sepultados a mayor profundi-


  1. Geolog. Transact., vol. II, pág. 528. En las Philosoph. Transact., 1790, pág. 294, el Dr. Priestley ha descrito algunos tubos silíceos imperfectos y a medias convertidos en cuarzo, que fueron encontrados hundidos en el suelo bajo un árbol donde un hombre había sido fulminado por el rayo.