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cap.
darwin: viaje del «beagle»

recen cerdos por su color y manera de andar; pero si están sentados sobre sus ancas y mirando atentamente a cualquier objeto con un solo ojo, presentan el aspecto de sus congéneres los conejos de Indias y cerdos de Guinea. La cabeza, vista de frente o de lado, tiene una figura cónica a causa del gran espesor de sus mandíbulas. Estos animales eran muy confiados en Maldonado; andando con cautela me acerqué a tres metros de un grupo de cuatro individuos viejos. Quizá la causa de esta domesticidad se halle en el hecho de haber ahuyentado a los jaguares desde hace algunos años, y también en que los gauchos desprecian su caza. Al aproximarme cada vez más, solían producir un ruido especial, que es un bufido sordo, procedente de expeler repentinamente cierta cantidad de aire; no hallo nada a que compararlo como no sea al primer ladrido bronco de un mastín. Después de haber observado a los cuatro capybaras casi a la distancia del largo de mi brazo, mientras ellos a su vez me contemplaban a mí por varios minutos, se lanzaron a todo correr al agua con el mayor ímpetu, emitiendo a la vez su peculiar gruñido. Bucearon recorriendo un corto trecho, y volvieron a salir a la superficie, pero sin sacar del agua mas que la parte superior de la cabeza. Dicen que la hembra, cuando tiene crías, las lleva sobre el lomo al nadar. Es fácil matar gran número de estos animales; pero sus pieles son de poco valor y su carne realmente indiferente. En las islas del río Paraná abundan extraordinariamente, siendo las presas ordinarias del jaguar.

El tucutuco (Ctenomys Brasiliensis) es un curioso


    una gran cantidad de cierto líquido claro y amarillento, en el que apenas podía distinguirse fibra alguna. Míster Owen me comunica que una parte del esófago es tan estrecha, que no puede pasar por ella sino el cañón de una pluma de ave. Realmente los anchos dientes y fuertes mandíbulas de este animal son a propósito para reducir a pulpa las plantas acuáticas de que se alimenta.