pero distintas, con las que se relacionan más de cerca; de otra parte, la gaviota es algo mayor. Asimismo, los dos buhos, la golondrina, todas las tres especies de sinsontes o pájaros mimos, la paloma, en sus colores aislados, aunque no en su total plumaje, el Totanus y la gaviota, son más obscuros que sus especies análogas, y el Totanus y el pájaro mimo, más que todas las demás especies de los dos géneros. Exceptuando un reyezuelo de pechuga amarilla y una muscívora tirana con moño y pechuga de color escarlata, ninguna de las aves tiene vivos colores, como podría esperarse de la región ecuatorial en que habitan. De donde parece inferirse que las mismas causas determinantes del menor tamaño de las especies advenedizas y aborígenes influyen igualmente en darles un color más obscuro. Todas las plantas presentan un aspecto ruin con apariencia de alga, y por mi parte no vi una flor bonita. Los insectos, siguiendo la norma general de las aves, son más pequeños y negruzcos, y según me participa Mr. Waterhouse, no hay nada en su aspecto común que le indujera a imaginarlos procedentes del Ecuador. Las aves, plantas e insectos tienen un carácter desértico y no poseen colores más brillantes que los de la Patagonia meridional; podemos, pues, concluir que la coloración viva y pintoresca de muchas producciones intertropicales no tiene nada que ver con el calor y la luz de estas zonas, dependiendo de ser, en general, más favorables las condiciones de vida.
Pasemos ahora a tratar del orden de los reptiles, que de un modo especial caracterizan la zoología de estas islas. Las especies no son numerosas, pero el número de individuos de cada especie es extraordinariamente grande. Hay una lagartija que pertenece a un género sudamericano, y dos especies (probablemente más) del Amblyrhynchus, género confinado en las islas de los Galápagos. Hay una culebra que es