trabaja alternativamente, cuándo con un lado del cuerpo, cuándo con el otro. Una de las patas delanteras araña el suelo por breve tiempo y arroja la tierra hacia la pata trasera correspondiente, muy bien dispuesta para retirarse de la boca del agujero. Cuando se ha fatigado un lado, empieza el opuesto, y así prosiguen alternativamente. Observé a uno por largo tiempo, hasta que estuvo medio sepultado, y entonces, acercándome, le cogí de la cola y le hice salir. Esto le sorprendió, como es natural, y volviéndose a mí se me quedó mirando de hito en hito, como diciendo: «¿Por qué me ha tirado usted de la cola?»
Comen por el día, y no se alejan mucho de sus agujeros; si se los asusta huyen a ellos de la manera más desgarbada. A causa de la posición lateral de sus patas, según parece, no pueden correr mucho si no es cuesta abajo. No son tímidos; cuando se les pone delante alguien, se quedan mirándole atentamente, retuercen la cola, volviendo la punta hacia arriba, se levantan sobre sus patas delanteras, mueven la cabeza verticalmente con rapidez e intentan parecer fieros; pero en realidad no lo son, pues basta dar una patada en el suelo para que bajen la cola y huyan tan aprisa como pueden. Con frecuencia he observado lagartijas muscívoras que al encararse con alguno hacen demostraciones idénticas, ignoro con qué objeto. Si a este Amblyrhynchus se le detiene y golpea con un palo, le muerde con furia; pero habiendo cogido a varios por la cola, nunca intentan hacer lo mismo. Cuando se pone a dos frente a frente, pelean y se dan terribles mordiscos, haciéndose sangre.
Los lagartos de esta especie que habitan las regiones bajas (y son los más numerosos) apenas prueban una gota de agua en todo el año; pero comen gran cantidad de suculento cactus, cuyas ramas caen a menudo tronchadas por el viento. Varias veces les eché algunos trozos de dicha planta cuando había varios