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cap.
darwin: viaje del «beagle»

rrer tan largo trayecto. Algunas veces han sido arrojadas a la playa canoas pescadoras, al parecer, de Java. No deja de ser interesante ver cuán numerosas son las semillas que, procediendo de diversos países, son arrastradas sobre el océano inmenso. Cree el profesor Henslow, y así me lo comunica, que casi todas las plantas recogidas por mí en estas islas son especies comunes del litoral en el Archipiélago de las Indias Orientales, Sin embargo, juzgando por la dirección de los vientos y corrientes, parece apenas posible que hayan podido llegar aquí en línea recta. Si, como sugiere, con gran probabilidad, Mr. Keating, fueron llevadas primeramente a la costa de Australia y desde allí arrastradas en dirección opuesta, con las producciones del país últimamente citado, las semillas, antes de germinar, deben de haber recorrido entre 1.800 y 2.400 millas.

Chamisso [1], describiendo el Archipiélago Radack, situado en la parte occidental del Pacífico, afirma que «el mar lleva a estas islas las semillas y frutos de muchos árboles, la mayoría de las cuales no han prendido aquí todavía. Pero me parece que la mayor parte de estas semillas no han perdido su capacidad germinativa».

Dícese también que las olas depositan en la playa palmeras y bambú de algunos puntos de la zona tórrida, junto con troncos de abetos del Norte; estos últimos deben de haber viajado enormes distancias. Estos hechos son altamente interesantes. A no dudarlo, si hubiera aves terrestres que recogieran las semillas al salir a la playa y un suelo mejor adaptado a su crecimiento que los bloques sueltos de coral, aun los atolls o islas en forma de anillo más aislados llegarían a tener con el tiempo una flora más abundante que la que hoy tienen.


  1. Primer viaje de Kotzebue, vol. III, pág. 155.