tecesor común de este grupo, y no seria muy creible que una parte detenida en una de las fases de su desarrollo embrionario pudiese ser capaz de crecer hasta ejercer ulteriormente su funcion propia, si dicha parte no hubiese adquirido la facultad de aumentar, en algun estado de existencia inferior, en la cual era normal la conformacion excepcional ó paralizada. El cerebro sencillo de los microcéfalos, considerándolo en cuanto á su semejanza con el de un mono, puede, bajo este punto de vista, ser mirado como un caso de reversion. Otros hay que se enlazan más rigurosamente á los hechos de reversion de que aquí nos ocupamos. Ciertas conformaciones, que se advierten por lo regular en los miembros inferiores del grupo de que el hombre forma parte, aparecen ocasionalmente en este último, aunque faltan en el embrion humano normal, ó, si en él se encuentran, se desarrollan ulteriormente de una manera anormal, por más que este modo de evolucion sea precisamente el peculiar á los miembros inferiores del grupo. Los siguientes ejemplos harán comprender mejor estas observaciones.
En diversos mamiferos el útero pasa, poco á poco, de la forma de un órgano doble, con dos orificios distintos y dos conductos, estado que presenta en los marsupiales, al de un órgano único, no presentando otros indicios de duplicacion que un ligero repliegue interno, como en los monos superiores y en el hombre. Obsérvanse en los animales roedores, todas las séries de gradaciones entre estos dos estados extremos. En todos los mamíferos el útero se desarrolla partiendo de dos tubos primitivos simples, cuyas porciones inferiores forman dos cuernos, y segun el Dr. Farre «por la coalescencia de las extremidades inferiores de los dos cuernos se forma el cuerpo del útero humano, al paso que quedan separados en los