losos. Aprovechando tales medios, los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagan su especie. Cuantos se han ocupado en la reproduccion de los animales domésticos pueden calcular lo perjudicial que debe ser esto último á la raza humana. Sorprende el ver de qué modo la falta de cuidados, ó tan sólo los cuidados mal dirigidos, pueden ocasionar una rápida degeneracion en una raza doméstica; y, exceptuando los casos relativos al hombre mismo, nadie es tan ignorante que permita que se reproduzcan sus animales más defectuosos.
Los socorros que nos inclinamos á dar á los séres enfermizos son principalmente un resultado accesorio del instinto simpático, adquirido originariamente como parte inherente á los instintos sociales, y que sucesivamente ha ido siendo más compasivo y extendiéndose más. Aunque á ello nos obligasen razones perentorias, no podríamos reprimir nuestra simpatía, sin sentirnos acerbamente heridos en la parte más noble de nuestra naturaleza. El médico practica una operacion quirúrgica con cierta indiferencia é insensibilidad, pero se muestra así porque sabe que se trata de la salud de un paciente; sólo por una ventaja fortuita no atenderíamos adrede al socorro de los séres raquíticos y enfermizos, pero en cambio nos resultaria de ello un perjuicio moral positivo y duradero. Por lo tanto debemos admitir, sin protestar, los malos efectos, á todas luces, que resultan de la supervivencia y de la propagacion de los individuos enfermizos, toda vez que los atenúa la circunstancia de que los miembros demasiado débiles é inferiores de la sociedad se casan ménos fácilmente que los sanos. Este freno podria llegar á tener una eficacia real, si los débiles de cuerpo y espíritu se abstuviesen de contraer matrimonio, cosa más de desear que de esperar.