fé, sagaz é inteligente, pasa los mejores años de su vida luchando con el celibato, se casa tarde y deja pocos descendientes. Suponiendo que un país primitivo estuviese poblado por mil Sajones y mil Celtas, al cabo de doce generaciones, los cinco sextos de la poblacion serian Celtas, pero los cinco sextos del aseo, de la fuerza y de la inteligencia pertenecerian á la sexta parte de la poblacion oriunda de los Sajones. En la eterna lucha por la existencia, la raza inferior y la ménos favorecida seria la que hubiera prevalecido, y no á causa de sus buenas cualidades, sino de sus defectos.»
Esta propension á una marcha descendente tropieza sin embargo con algunos obstáculos. Hemos visto que la intemperancia es causa de una gran mortalidad, y que el desarreglo de las costumbres perjudica á la propagacion. Las clases más pobres se condensan excesivamente en los grandes centros de poblacion, y el doctor Stark, basándose en estadísticas de diez años referentes á Escocia, ha podido afirmar que, para todas las edades, la mortalidad es más considerable en las ciudades que en los distritos rurales, «y que, durante los cinco primeros años de la vida, la cifra de la mortalidad urbana es casi exactamente doble que la de los campos.» Comprendiendo estos datos lo mismo á los ricos que á los pobres, no es dudoso que se requiera un número doble de nacimientos para mantener la cifra de los habitantes pobres de las ciudades, á la altura de la de los campesinos. El casamiento á una edad precoz es muy perjudicial á las mujeres, porque se ha visto que en Francia «mueren durante el año doble número de mujeres casadas antes de los veinte años, que de solteras.» La mortalidad de los maridos menores de veinte años es tambien considerable, pero su causa dudosa, finalmente, si los hombres que aplazan