nuevo en una barbarie completa; sin embargo, no he podido encontrar en ninguna parte la prueba de ello. Es probable que los habitantes de la Tierra de Fuego hayan sido obligados por otras hordas conquistadoras á establecerse en su actual país inhospitalario, y que en su consecuencia, se hayan degradado un poco; pero seria difícil probar que han descendido á un grado más inferior que los Botocudos que habitan las más hermosas regiones del Brasil.
La prueba de que todas las naciones civilizadas descienden de bárbaros, está, por una parte, en los vestigios evidentes de su inferior condicion precedente que existen aun en sus costumbres, creencias, lenguajes, etc., y, por otra parte, en ciertos hechos que prueban que los salvajes pueden por sí mismos elevarse algunos grados en la escala de la civilizacion, como realmente lo han cumplido. Las pruebas de la primera clase son muy curiosas, pero no pueden continuarse aquí: por lo cual me limitaré á citar algunos casos concretos como, por ejemplo, el de la numeracion, que, segun lo prueba de una manera evidente M. Tylor, por los nombres usados aun en ciertos lugares, ha tenido su orígen contando primero los dedos de una mano, despues los de la otra, y finalmente los de los piés. De ello encontramos vestigios en nuestro sistema decimal y en las cifras romanas, que, al llegar á V, cambian en VI, etc., indicando sin duda el empleo de la otra mano. Segun una gran escuela de filólogos, cuyo número vá aumentando, todo lenguaje presenta huellas de su evolucion lenta y gradual. Lo mismo sucede con la escritura, cuyas letras son rudimentos de representaciones figuradas. No se puede leer la obra de M. 'Lennan sin admitir que casi todas las naciones civilizadas han conservado algunos restos de ciertas