CAPÍTULO VII.
No me propongo describir aquí las tituladas razas humanas; trato sólo de investigar cuál es, bajo el punto de vista de la clasificacion, el valor y el orígen de las diferencias que entre ellas existen. Cuando los naturalistas quieren determinar si dos ó más formas vecinas deben ser consideradas como especies ó como variedades, déjanse dirigir prácticamente por las siguientes consideraciones: la suma de las diferencias observadas; su alcance á un pequeño ó gran número de puntos de conformacion; si tienen importancia fisiológica; pero más especialmente si son constantes. La constancia de los caracteres, es, efectivamente, lo que más busca y aprecia el naturalista. Siempre que se puede demostrar de una manera positiva, ó solamente probable, que las formas en cuestion han subsistido distintas durante un largo período, tiénese ya un argumento de gran peso para que sean consideradas como especies. Generalmente se