rudimentarias. Su identidad esencial está probada por el crecimiento accidental que ofrecen durante un ataque de sarampion. La construccion homológica de todo el sistema de miembros de la misma clase es comprensible, si admitimos su descendencia de un antecesor comun, unida á la adaptacion subsiguiente de las condiciones diversificadas. No considerándolo de este modo, la similitud del plan sobre el que están construidas la mano del hombre ó del mono, el pié del caballo, la paleta de la foca, las alas del murciélago, etc., es completamente inexplicable. Afirmar que todas estas partes han sido formadas sobre un mismo plan ideal, no es dar ninguna explicacion científica. Por lo que hace al desarrollo, segun el principio de que las variaciones que sobrevienen en un período embrionario algo tardío son heredadas en una época correspondiente, podemos explicarnos claramente por qué los embriones de formas muy distintas conservan aún, más ó ménos perfectamente, la conformacion de su antecesor comun. Nunca se ha podido explicar de otra manera el hecho maravilloso de que el embrion de un hombre, perro, foca, murciélago, reptil, etc., apenas presenten entre sí diferencias apreciables. Para comprender la existencia de los órganos rudimentarios, basta suponer que un progenitor de una época remota haya poseído los órganos en cuestion de una manera completa, y que, bajo la influencia de cambios en las costumbres vitales, se hayan reducido dichas partes considerablemente, bien sea por falta de uso, bien por la seleccion natural de los individuos ménos embarazados con órganos ya supérfluos, junto con los medios anteriormente indicados.
Así podemos darnos cuenta del modo cómo el hombre y todos los demás vertebrados han sido construidos con