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H ¿Qué hacer en este conflicto? En época en que cada cual de por sí quiere un voto particular en cada materia, los votos se han dividido. Los unos, filósofos, la mente puesta en Sócrates, los otros, cristianos, pensando en San Pedro, se conformaron con su triste suerte; los poetas formaron una comparsa de sacerdotes de Diana. Otros con coquetería vulgar y falta de expediente, aplicando al caso la parábola de que los últimos serían los primeros, acudieron á los que vejetaban humildes en la nuca, que subieron de categoría viniendo á adornar la mollera, ya retenidos unos con otros por un cabo de seda, ya pegados sobre el cráneo con goma. Los mas refinados acudieron á un término medio, es decir, al tupé, bisoňé ó casquete, en cuya confeccion imitó el arte tan bien á la naturaleza, que al ver y al oir á los tales refinados, nos quedamos tan inciertos de si brotan ó no los cabellos de sus cráneos, como de si brotan ó no sus palabras de sus corazones. Otros desgraciados, con una gran plaza de armas y sin un solo soldado para cubrirla, ni débil quinto, ni cano veterano, han tenido que recurrir á la... á la... ¡Válgame Dios! ¡qué la elegancia moderna, que tantas palabras altisonantes ha plagiado para reemplazar las antiguas, no haya alguna para esta necesidad!!! ¿Cómo deen cir la archivulgar palabra de pe...? el resto es un estado de Italia; lo diremos así en cifra. Este objeto, cuyo nombre técnico se rehusa á estampar nuestra pluma, ¿no podria llamarse restaurador de los estragos: