Página:Clemencia, novela de custumbres (1862).pdf/24

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
XX
 

hácia ella en el Marqués de Valdemar, prometido de Constancia, se la concede sin titubear. Clemencia ni sabe, ni quiere resistir la autoridad de su Tia. Huérfana, pobre y abandonada, ella le sirvió de Madre; y por mas que nunca le diera la menor prueba de cariño, su voluntad es la suya. Las lágrimas son su sola defensa; y pocos dias despues, se vé enlazada á un hombre á quien no ama, y que la inspira un sentimiento invencible de repugnancia.

Léjos de su familia, en medio de una ciudad extraña, sola y triste y abandonada, Clemencia quiere amar á su marido. Pero Fernando no puede comprender a Clemencia. Sus instintos groseros contrastan horriblemente con los delicados y puros sentimientos de la pobre niña; y al ver aquellas lágrimas, y al advertir aquel pesar que no sabe traducir, los celos se apoderan de su alma, los celos sin amor, la mas cruel y mas repugnante de las pasiones. Desde entonces no hay ya un momento de tranquilidad para Clemencia, y mustia y triste y resignada, vé agotarse su vida poco poco.