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Percy dice que para él no hay placeres en el inundo, su amada le aconseja que los busque en socorrer la necesidades de su prójimo. Solo por complacera lo hace; y cuando ello le interroga acerca del efecto que le ha causado, contesta que solo asco y repugnancia ha sentido al rozar con su guante la mano del pobre á quien daba limosna.

Aquella misma noche Clemencia escribe á Pablo, rogándole que venga á Sevilla: la venda ha caido de sus ojos, y entonces al contemplar en toda su desnudez el alma de aquel hombre, es cuando comprende lo que vale el noble corazon del lugareño que habia tenido en poco.

Algunos días despues, Clemencia y Pablo, unidos con vínculos indisolubles, entraban en VillaMaría donde les aguardaba una série no interrumpida de goces y felicidades.

Con este sencillísimo argumento, que tan desaliñadamente hemos referido, consigue Fernan Caballero interesar mas tal vez, que los que inventan enredados planes. ¿Y cómo no, si su pluma es toda sentimiento, toda espíritu, toda poesía? ¿Cómo no, si en él están perfectamente retratadas nuestras