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aun ántes de casarse, el Marqués habia tenido celos de este su apasionado.

1 Apénas se hallaron en la calle, cuando prorumpió Paco Guzman en amargas quejas y recriminaciones.

Alegría se echó á reir, lo que exasperó más á Paco.

—No has mudado, no, exclamó irritado. Sí, tu placer ha sido siempre reir del mal que causas.

—Rio, repuso Alegría, de la idea de que pudiese semejante varal con su cara de pero de Ronda gustarme á mí.

—No has hecho sino dirigirle la palabra.

—Porque me divierte en extremo oirle pronunciar el español; no me he reido en sus barbas la nepor gra honrilla de dama de la córte.

—Pero le has invitado á ir á Madrid.

—Por hacer rabiar á Clemencia, á la que no creo le parezca el tarasco costal de paja. Además, Paco, añadió Alegría con descarado cinismo, ya sabes que soy coqueta; me gusta, sí, me gusta mucho que todos me miren y se enamoren de mí; me gusta que rabien las demás: ¿qué te importa, añadió con zalameria, si sabes que tú eres el hombre que llena mi corazon, mi capricho, mi gusto y mi vanidad, al que solo he querido siempre, quiero y querré? Nada borra un primer amor, Paco mio; mi Madre me casó con el alma de Dios de ini marido sin consultarme; cuando le hablé de tí, quiso enviarme al campo co'mo á Constancia;—me amedrentó;—el escándalo me