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Wilfrid. Se ha estrenado con el más incisivo y amargo discurso de cuantos se han pronunciado contra los católicos. De resultas, el jefe de gabinete le ha declarado benemérito de la patria, y en un meeting protestante se ha determinado erigirle en vida varias estátuas de diferentes tamaños, como al Lord Wellington.»

—¡Pablo, Pablo! ¡cómo improvisas! exclamó Clemencia riendo. ¡Con qué seriedad inventas y emites despropósitos!

—No señora, no señora; no son despropósitos, dijo el Doctor; es, muy probable y muy verosímil que sea así. Despues de lo que ha pasado allá, despues de haber visto públicamente llevar en procesion burlesca y quemar en efigie al santo Padre y otros venerables sacerdotes, como en los bellos tiempos de la reforma, sin que el más ilustrado y tolerante de los gobiernos y el más ilimitado en la libertad de cultos, pusiese obstáculos á esas anticultas bacanales, á esas orgías anglicanas, ¿qué se podrá dudar?

Veamos el pulso, señora, añadió paniéndose en pie para marcharse. Siempre en caja! dijo despues de pulsar á Clemencia: señora, vuestro pulso es como vuestra alma; Señor D. Pablo, cuando este verano cojais esas hermosas cosechas con que parece Dios bendecir vuestra casa, será el mas bello fruto con que os favorezca, un hijo tan hermoso como su Madre, tan bien constituido como su Padre, tan bueno como ambos.