La conducta de España en el asunto de las reliquias es lamentable: negó el hallazgo altivamente desde el primer momento, pidiendo informe el Gobierno á la Academia de la Historia, pero dándole la pauta, anticipando el juicio y decidiendo desde luego la cuestión. ¿Habían los académicos de contradecir y humillar al Poder, dispensador de destinos, pensiones, cruces, honores y comisiones lucrativas?
De cristianos es regla juzgar á los demás por la medida propia; si el Conde de Roselly, tan buen católico, no la olvidó al estampar semejantes conceptos, en poco estima la rectitud y la independencia de su opinión.192 Censura á la Academia por haber empleado doce meses en registrar archivos antes de consignar su parecer, y de haberlo hecho en breve espacio la censurara lo mismo por ligera y precipitada; lo extraordinario fuera no incurrir en su desaprobación magistral, pensando de distinta manera.
Sépase, sin embargo, que la Corporación debe estarle eternamente agradecida, ya que lleva la amabilidad y la condescendencia á enseñarle un poco de la historia patria.
«La Academia, escribe, nos ha pregun-