co dificultad de tomar muchos pensamientos y expresiones de Minucio , principalmente en su Tratado de la Vanidad de los Idolos. En quanto á Cecilio, algunos Sábios han creido que era aquel mismo Cecilio Natál, que convirtió á San Cipriano. Lo que por este Diálogo se comprehende es, que así Minucio y su amigo Octavio, como tambien Cecilio, habian nacido en el seno del Paganismo.
D'Ablancourt, que dió al publico una Traduccion Francesa de este Tratado, aunque poco exácta, dice en su Prefacio, que Minucio Felix habló con todas las gracias y delicadeza de la lengua. Este elogio es sin duda exâgerado. Qualquiera que tenga una ligera noticia de la historia de la decadencia del Imperio Romano, no esperará encontrar baxo el Imperio de Severo todas las gracias de la lengua, ni la pureza de gusto, que caracterizan al siglo de César y de Augusto; pero sin embargo me parece, y no creo que me puedan acusar de que me dexo arrebatar del entusiasmo de Traductor, me parece, digo, que se debe mirar, este Tratado, como un extraño monumento de elegancia, de dialéctica, y aun de gusto, para el tiempo en que se escribió.