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AL RIO DE LA PLATA.

matamos y cautivamos, con indias y sus hijos, cerca de 3,000, y sino anochece, ninguno escapa, porque todo el gran número de este pueblo se juntó en un monte rodeado de bosques. Pillé en el despojo 19 indios é indias no muy viejas, y otras cosas.

Volvimos al real, donde estuvimos ocho dias, porque teniamos comida bastante. Desde los Mbayás al monte de San Fernando, hay 50 leguas, y desde los Naperús, 36.

Prosiguiendo el camino, llegamos á los indios Chanás, súbditos de los Mbayás, al modo que los rústicos de Alemania á sus Señores: hallamos en esta jornada maizales y raices sembradas y cultivadas, que en esta tierra duran todo el año: pues cuando uno recoje la cosecha, otra está madurando y otra se siembra, y así en cualquier tiempo se hallan en los campos cosas frescas que comer. De allí fuimos á otro pueblo, cuyos indios huyeron al vernos, y nos dejaron abundancia de comida, que nos detuvo dos dias: á las seis leguas llegamos á los indios Tobas, que se habian huido, y estaban bien prevenidos de comida; son tambien sugetos á los Mbayás.

Proseguimos el viage sin hallar indios; y á los siete dias llegamos á la nacion de los Peyonas, que está á 14 leguas de los Tobas. Salió el cacique del pueblo á recibirnos de paz, acompañado de gran multitud de indios, rogando encarecidamente al general, escusase entrar en el pueblo, poniendo su real en el sitio donde nos recibió. Pero el general no le atendió, y con buenas palabras por el camino derecho, que quiso y que no quiso el cacique, se entró al pueblo, en que habia muchas gallinas, gansos, ciervos, ovejas, avestruces, papagallos, conejos y otros semejantes; mucho maiz y raices, de que es fertilísima aquella tierra: pero muy falta de agua, y de plata y oro, por el cual no nos atrevimos á preguntar; porque las demas naciones por donde habiamos de pasar, no supieran lo que apetecíamos, y huyesen. Tres dias nos detuvimos con estos Peyonas, y el general se informaba de la naturaleza y condicion de esta provincia, y al despedirnos nos dieron una guia, que nos llevase por camino que hubiese agua que beber. Y á las cuatro leguas llegamos á la nacion llamada Mayegoni, donde estuvimos un dia, y tomando guia y lengua, partimos. Eran estos indios muy apacibles, y nos dieron todo lo que habiamos menester. Caminadas ocho leguas, llegamos á la nacion de los indios Morronos: recibiéronos tambien de paz, y estuvimos dos dias con ellos; y tomada relacion de la naturaleza y calidad de la tierra, con nueva guia proseguimos nuestro camino, y á las cuatro leguas llegamos á otra nacion, no tan populosa, llamada