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Introduccion.

flores, y de nuevo habia quien siempre iba echando rosas y clavellinas, y hubo muchas maneras de danzas que regocijaban la procesión. Habia en el camino sus capillas con sus altares y retablos bien aderezados, para descansar, adonde salian de nuevo muchos cantores cantando y bailando delante del Santísimo Sacramento. Estaban diez arcos triunfales grandes muy gentilmente compuestos; y lo que era más de ver y para notar era, que tenian toda la calle á la larga hecha en tres partes como naves de iglesias: en la parte de en medio habia veinte piés de ancho; por esta iba el Santísimo Sacramento y ministros y cruces con todo el aparato de la procesion, y por las otras dos de los lados, que eran de cada quince piés, iba toda la gente, que en esta ciudad y provincia no hay poca; y este apartamiento era todo hecho de unos arcos medianos, que tenian de hueco á nueve piés; y de estos habia por cuenta mil y sesenta y ocho arcos, que como cosa notable y de admiracion, lo contaron tres españoles y otros niuchos. Estaban todos cubiertos de rosas y flores de diversas colores y maneras: apodaban (calculaban) que tenia cada arco carga y media de rosas (entiéndese carga de indios), y con las que habia en las capillas, y las que tenian los arcos triunfales, con otros sesenta y seis arcos pequeños, y las que la gente sobre sí y en las manos llevaban, se apodaron en dos mil cargas de rosas; y cerca de la quinta parte parecía ser de clavellinas de Castilla, y hánse multiplicado en tanta manera, que es cosa increible: las matas son muy mayores que en España, y todo el año tienen flores. Habia obra de mil rodelas hechas de labores de rosas, repartidas por los arcos; y en los otros arcos que no tenian rodelas habia unos florones grandes hechos de unos como cascos de cebolla, redondos, muy bien hechos, y tienden muy buen lustre: de estos habia tantos, que no se podian contar.

«Una cosa muy de ver tenian. En cuatro esquinas ó vueltas que se hacian en el camino, en cada una su montaña, y de cada una salia un peñón bien alto; y desde abajo estaba hecho como prado con matas de yerba, y flores, y todo lo demás que hay en un campo fresco; y la montaña y el peñon tan al natural como si allí hubiese nacido. Era cosa maravillosa de ver, porque habia muchos árboles, unos silvestres y otros de frutas, otros de flores, y las setas y hongos y vello que nace en los árboles de montaña y en las peñas, hasta los árboles viejos quebrados: á una parte como monte espeso, y á otra más ralo; y en los árboles muchas aves chicas y grandes: habia halcones, cuervos, lechuzas, y en los mismos montes mucha caza de venados y liebres y conejos y adiyes, y muy muchas cule-