3o8 Noias. La pronunciación del tercer verso esdu* risima, porqne para que conste es preciso hacer una silaba de las dos palabras trae en: probablemente el autor pronunciaba trae nei. D. Luis de Velasco era caballero del há- bito de Santiago, y casó á una de sus hijas con D. Juan de Altamirano, para quien al- canzó después el mismo hábito. Todos sa- ben que la insignia de este es una cruz roja que termina en figura de espada. 155. Pág. 191,001. I. « Que teniendo impedimenlos « De pueblos, hijos y hermanos.» En aquellos tiempos se cuidaba mucho de que los vireyes, oidores y otros emplea- dos altos no tuvieran relaciones de paren- tesco ni de negocios con los habitantes de su jurisdicción ; y como eran muchas las que D. Luis de Velasco tenia en México, constituían, sin duda, un grave impedimen- to para confiarle tan elevado cargo. El au- tor da, con razón, como prueba del alto aprecio que D. Luis mereció al Tty, la cir- cunstancia de no haber sido parte esos obs- táculos para impedir su elección. 156. Pág. 194, col. I. «Si vierdes que al alma toca «Que es la torre el homenaje.» Estos versos no forman sentido, y le for- marian corrigiendo asi el segundo : «Que es la torre de homenaje.» Torre del homenaje era la principal de una fortaleza, y en la que prestaba ju- ramento de fidelidad el castellano ó gober- nador, de lo cual le vino el nombre ; y por ser la principal se compara á ella el alma. COLOQUIO XVL Este largo Coloquio está dividido en dos jornadas; pero la desmesurada extensión de la segunda, en comparación de la pri- mera, induce á creer que el autor pensó hacer cinco, ó tal vez más, y olvidó su pro- pósito. Se confirma la sospecha, viendo que la segunda tiene intercalado un entre- més. Hay un dato para fijar aproximada- mente la fecha de este Coloquio, como se verá en la nota 161. No es sacramental. carece de loa, y está escrito en prosa y en varios metros. 157. Pág. 197, col. I. «Versos partidos.» En el auto Examen Saerum se encuen- tran también unos versos partidos como es- tos. (Bibiioteea de Autores Españoles^ to- mo LVIII, págs. 136, 137.) 158. Pág. 203, col. I. « El cuerno de la salud « Por nosotros lo levanta.» Véase la nota 30. 159. Pág. 205, col. I. «Es agua de Santa Fe.» £1 agua de uno de los acueductos de Mé- xico se llama de Santa Fe, por ser el del punto de su procedencia. 160. Pág. 206, col. 2. «Tlaocmaya, tlaocmaya.» Tlaocm AYA> en lengua mexicana, sig- nifica esperad, deteneos. n OcMAYA, vel ocachica, occucUtbic, tía- quacbiCf ouacbic, tlaocacbic, occacbitzinca. Estos tienen á manera de verbos para de- cir á alguno que espere ó se detenga un poco. — Tía, partícula de imperativo.» (P. Olmos, Arte de lengua mexicana, pági- nas 81, 123, 185.) 161. Pág. 2o8, col. I. — «Como quitaron los coches.» Según Sandoval, los coches tuvieron principio en España en el reinado de Car- los V. Sempere (Hist. del Lujo, tom. II, pág. 53) dice que la princesa Margarita. cuando vino de Flandes á casarse con el príncipe D. Juan, hijo de los Reyes Ca- tólicos (1497), trajo el primer coche de cuatro ruedas; pero habiendo enviudado aquella señora á los pocos meses, y vuél- tose á Flandes, se dejaron de usar los co- ches, por costosos, hasta que los flamen- cos que vinieron con el Emperador los introdujeron de nuevo; y se extendieron tanto, que para reformar y contener los abusos á que daban ocasión, se publicaron seis pragmáticas desde 1578 hasta 1626. (Pellicer, noU al cap. 36 de la 2^ pte. del fijóte, J Otros autores citados por Cíe- mencin (nota al mismo cap.), dicen auc
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