ro bastó para dejarme persuadido de su mérito, y ponerme deseo de salvarla de una inminente desaparicion, dándola de nuevo á la prensa. Aquello no pudo pasar por entonces de deseo, porque los tiempos no eran propios para tales empresas, y además, el único ejemplar conocido, que pudiera servir de original, habia pasado al extranjero para no volver más. Lamentaba tal pérdida, y el naufragio total de mi proyecto, cuando habrá unos cuatro ó cinco años, mi buen amigo el Sr. D. José María Andrade, tan afortunado en esos hallazgos como digno de ellos, me invitó á examinar un monton de libros viejos que acababa de comprar. Claro es que no rehusé la invitación, y casi al comenzar el registro de aquellos pergaminos, tuvimos la satisfacción de dar con un excelente ejemplar completo de los Coloquios de Eslava, que por una singular coincidencia era el mismo que habia pertenecido á Eguiara, cuya firma tiene en la portada y en algun otro de sus folios. Para no maltratar el precioso original y evitar errores de los cajistas, comencé por copiarle enteramente de mi propio puño, arreglándole á la ortografía moderna, salvo cuando la antigua produce cambio en el sonido, y corrigiendo la puntuacion, que estaba en completo desórden. Por lo demas, se ha conservado con nimia escrupulosidad el texto original, y aun la fisonomía de su portada, fielmente reproducida, por mi hijo Luis, en fotolitografía. Dudé algun tiempo si incluiria en mi edicion el libro segundo de poesías sueltas, ó la reduciria á los Coloquios. Tuve al fin por mejor no omitir nada, considerando, que si bien los Coloquios son de mayor mérito é interés, las poesías no carecen de uno y otro. Por otra parte, si se dejaba pasar esta ocasion de conservarlas, era segura su pérdida total, y no creo que debamos desperdiciar nada de lo poco que nos han dejado nuestros poetas del siglo xvi. Las mismas razones me hicieron no omitir las poesías del P. Bustamante que se encuentran hácia el fin de la coleccion.
Aunque el impresor de los Coloquios Espirituales promete «las obras á lo humano» del autor, que pronto saldrian á luz, y aunque Beristain las menciona como impresas en un tomo, no sé que exista ejemplar de ellas, ni que alguien las haya visto. Lo que conozco de las poesías profanas de Gonzalez de Eslava se reduce á dos sonetos, y no malos, en elogio del Tratado breve de Medicina, del Dr. Fr. Agustin Farfan, impreso cuatro veces, en 1579, 1592, 1604 y 1610. Son los siguientes, que copio de la edicion de 1592: