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carlos, para cuyos sacrificios se valen del ministerio de los druidas, persuadidos a que no se puede aplacar la ira de los dioses inmortales en orden a la conservación de la vida de un hombre si no se hace ofrenda de la vida de otro; y por pública ley tienen ordenados sacrificios de esta misma especie.

Otros forman de mimbres entretejidos ídolos colosales, cuyos huecos llenan de hombres vivos, y pegando fuego a los mimbres, rodeados ellos de las llamas, rinden el alma. En su estimación, los sacrificios (1) de ladrones, salteadores y otros delincuentes son los más gratos a los dioses inmortales, si bien, a falta de éstos, no reparan sacrificar los inocentes.

XVII. Su principal devoción es al dios Mercurio, de quien tienen muchísimos simulacros; celébranle por inventor de todas las artes, por guía de los caminos y viajes; atribúyenle grandísima virtud para las ganancias del dinero y para el comercio. Después de éste son sus dioses Apolo, Marte, Júpiter y Minerva, de los cuales sienten lo mismo que las demás naciones: que Apolo cura las enfermedades, que Minerva es maestra de las manufacturas y artefactos, que Júpiter gobierna el cielo y Marte preside la guerra. A éste, cuando entran en batalla, suelen ofrecer con voto los despojos del enemigo. Los animales que sobran del pillaje son sacrificados, y lo demás de la presa amontonan en (1) Supplicia significa la ofrenda, el voto o la víctima que se ofrece en sacrificio.