divinidades tutelares del hombre: viajero y peregrino, el mar, la pampa y las montañas prestaron á sus cantos sus grandiosos acentos, sus perfumes virginales y el espléndido colorido de la naturaleza americana.
Lástima grande que en lugar de esforzarse por presentar peregrinaciones y sueños descabellados, que no tenían más que una realidad poética muy discutida; lástima que en vez de trabajar por infundir existencia permanente á un orden de ideas y de sentimientos, llamados á desaparecer, no hubiera Mármol empleado sus facultades en edificar un monumento de sólidos cimientos, con los materiales que á su alcance tenía, únicos indudablemente, que en el terreno firme de su inteligencia pudieran haberle servido para levantar templos, donde el alma de la patria depositase los tesoros de su amor.
Murió el 12 de Agosto de 1871; sus últimas palabras sintetizan la actividad incansable de su espíritu, tan duramente puesto á prueba por las muchas dificultades con que tuvo que luchar, dificultades que no consiguieron doblar su carácter extraordinario, pues la vemos aún en los extertores de la agonía pedir ¡Vida!.... para trabajar, ¡Vida!.... para luchar, ¡Vida!.... para amar y defender á su patria.