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asegurarse que jamás ningún otro profesor reunió en sí igual suma de prestigio y de respeto, ni infundió mayor amor á la ciencia, ni enseñó sus verdades con más pasión y entusiasmo.

En su personalidad científica había talla para un sabio, pero le faltó el aliento de los grandes centros.

Sereno por constitución, moderado por principio y sano en todos sus actos, era, en la verdadera acepción de la palabra, un hombre de estado.

Como orador, los rasgos más característicos de su elocuencia son la dulzura de la frase y la armonía exquisita de los períodos.

En la tribuna jamás fué superada la influencia de su palabra y como hombre nunca fué discutida su intención, como tampoco sentimientos egoístas pudieron en tiempo alguno conmover su moral, ni hacer vacilar sus convicciones.

Bien pueden sus compatriotas, á imitación de los romanos del tiempo de Catón, llamar á Rawson, el severo Rawson, porque su vida fué un ejemplo.




MANUEL QUINTANA


Ciudadano distinguido y político eminente, ha sabido Quintana colocarse en primera fila entre las intelectualidades de su generación.

Ha desempeñado en su larga vida de hombre público los cargos de diputado, senador, ministro y presidente, mostrando en todos ellos gran elevación de ideas y un caudal de conocimientos poco común.

Sus discursos parlamentarios han llamado siempre la atención, por la sobriedad y concisión de la forma y lo irrefutable de su argumentación.




ARISTOBULO DEL VALLE


Orador brillante, escritor notable y maestro del derecho, tales son los títulos que la posteridad discierne á Aristóbulo Del Valle, nacido en Buenos Aires el año 1846.

El pensamiento escrito no cuadraba bien á su índole batalladora y por una necesidad imperiosa de su