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en la Providencia Divina, emprendió la fábrica de una Iglesia mucho mayor y mejor que la arruinada; y consiguió, á fuerza de afanes y trabajos, acabarla. Se estrenó esta curiosa iglesia, que tuvo de costo mas de 40 mil pesos, el año de 1728, funcion que se hizo con la mayor pompa y solemnidad. Dura todavia la memoria del suntuoso carro (uno de los regocijos con que se celebró este estreno), en que salieron ocho niños de las primeras casas de Guatemala, ricamente vestidos, que representaban uno á Ntra. Señora, y los otros á los siete Principes. Fundó en su nueva Iglesia, el Padre D. Manuel, la Cofradía de Señora Santa Ana y la hermandad de los siete Príncipes. Pero no pudo gozarla mucho tiempo; porque el Eterno lo llamó á recibir el premio de sus buenas obras, el 30 de Mayo de 1730. El bien merecido concepto que se tenía de su virtud, hizo que solemnizasen su entierro, asistiendo á el los dos Cabildos, el Señor Obispo y una inmensa turba de pobres, que lloraban y lamentaban la falta de su bienhechor. El 7 de Junio le hicieron honras funerales, con sermón, los Hermanos de la Escuela de Cristo que hay en dicha Iglesia.

No se debe omitir en este catalogo el Br. D. Pedro Delgado de Nájera, natural de esta Ciudad, Sacerdote virtuoso, muy modesto y caritativo. Distribuyó en vida, su grueso patrimonio, en limosnas y otras obras pias. Murió el dia 15 de Octubre de 1738, de edad de 86 años.

La gran caridad, humildad y mortificacion del P. D. Juan de Pineda y Perdomo, piden de justicia hagamos mencion de él entre los Eclesiásticos ejemplares. Era natural de la villa de San Vicente de Austria, y en esta Ciudad fué muchos años Rector del Colegio Tridentino. Entre otras cosas, se refiere de este santo hombre, que en la pieza donde vivía, tenía de continuo un hombre llagado y asqueroso, con el que ejercitaba mil actos de caridad y mortificacion, hasta acostarlo muchas veces en su propia cama. Murió el P. D. Juan de Pineda á 14 de Abril de 1754.

Tambien debemos dar una breve noticia del ejem-