chos años que se abstienen de cometer en los términos de Chile en tiempo de paz, quizá por el interes que encuentran en su tráfico; el por el temor de ser malamente correspondidos de aquellos paisanos. Sus armas favoritas son los laques que ya hemos descrito, los quales llevan siempre atados á la cintura. Es muy probable que aquellos diez Americanos conducidos por el valeroso Orellana, (nombre sin duda corrompido) de cuyo estupendo valor habla el Autor del viage del Lord Anson, hayan sido de esta tribu.
A pesar de su genio inquieto y vagabundo, son los mas laboriosos, y mas comerciantes entre todos los salvages. En sus toldos jamas estan ociosos. Las mugeres fabrican man-en la pared puestas con órden y mucha limpieza diez escopetas. Si todas las postas de la carrera estuvieran tan fortificadas como esta, y en menos distancia unas de otras, esto es, de dos á tres leguas, interponiendo quatro ó cinco fuertes, siguiendo la misma linea, en los lugares mas peligrosos que hay en la extension de las 200 leguas hasta la Punta de San Luis, en la forma que los que hay establecidos guarnecidos por invalidos; los viageros en posta, los que trafican á mula, que llaman en arria, y las tropas de carretas, estarian con este respetable cordon á cubierto de sus insultos. En este caso convendria establecer las postas mas á lo interior de las Pampas, para no perder tantos terrenos como se han abandonado, y no hacer el semicirculo que hacen los que viajan á Chile por la costa. La poblacion tambien se aumentaria con la consiguiente tranquilidad.