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Su alma inocente se encantó con ella;
Pasó el ensueño, sucedió el dolor;
De su primer sonrisa pura y bella,
Vió contristada el llanto, al alredor.
Jimió la niña y como flor temprana
Que agosta ardiente el fulgurar del Sol,
La muerte heló su cándido arrebol.
Y pues, de cuantas mi mirar divisa,
De cuanta hermosa delirante miro,
Apenas veo la primer sonrisa
Espero öir el último suspiro.
Á LA NOCHE
Ven, hora de misterios de amor llena,
Donde el alma desata su raudal,
Y esa tu lumbre plácida y serena
Refleja pura, el lago de cristal.
Ven que tus bris s húmedas respire,
Refrescando mi ardiente corazon,
Y que el perfume de la flor aspire
Si ha perdido su aroma mi ilusion.
Ven; cuando el alma sus lozanas flores
Marchitas mira, acaso en su arrebol,
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