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Y los trinos del ave, encantadores,
Van á arrullarla des la selva umbrosa.
Así, Extasiada en célica alegria,
Se columpia en su tallo esa flor bella
En tanto dura el esplendor del dia;
Y de la luna al resplandor sereno,
En esas horas misteriosas, ella
Cierra su cáliz de perfumes lleno.
EN UN ALBUM
INSPIRACION
Era el alba: en los jardines
Se ostentaba una azucena
De grata hermosura llena,
Que con la aurora nació;
Lució el Sol; su rayo ardiente
La arrebató la frescura,
Y doblando el tallo, pura
Aquella flor, se secó.
Yo al pié de un ciprés lloroso
Bebí su último suspiro,
Y, hoy, á cada flor que miro
La digo en ay de dolor:
« Vierte y goza tu perfume,
Que, pronto, aun pura y sonriente
Huracan ó Sol ardiente
Te agostarán, pobre flor .... »