.) cias de Europa, a su vuelta de Francia, para comprometerlas á que nos negasen toda ayuda y socorro, y nos viesen despedazar indiferentes. El ha dado un reglamento particular de corso contra los buques de América, que contiene disposiciones barbaras, y manda ahorcar la tripulacion; ha prohibido, que se observen con nosotros las leyes de sus ordenanzas navales formadas segun derecho de gentes, ynos ha negado todo quanto concedemos á sus vasallos apresados por nuestros corsarios. El ha enviado á sus generales con ciertos decretos de perdon, que hacen publicar para alucinará las gentes sencillas é ignorantes, á fin de que les faciliten la entrada en las ciudades; pero al mismo tiempo les ha dado otras instruciones reservadas; y autorizados con ellas, despues que las ocupan, ahorcan, queman, saquean; confiscan, disimulan los asesinatos particulares, y todo quanto daño cabe hacerse a los supuestos perdonados. En el nombre de Fernando de Borbon es que se haceu poner en los caminos cabezas de oficiales patriotas prisioneros; es que nos han muerto á palos y á pedradas á un comandante de partidas ligeras; y es que al coronel Camargo, despues de muerto tambien á palos por mano del indecente Centeno le cortaron la cabeza, y se envió por presente al general Pezuela, participandole: que aquello era un milagro de lu Virgen del Carmen:
que nos Un torrente de males y angustias semejante es el ha dado impulso, para tomar el único partido que quedaba.
Nosotros hemos meditado muy detenidamente sobre nuestra suerte; y volviendo la atencion á todas partes, solo hemos visto vestigios de los tres elementos que debian necesariamente formarla: ¡ oprobio, ruina, y paciencia! ¿Que i debia esperar la América de un rey, que viene al trone