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55. El legado de Ana María.
IV
« No afirméis jamás : este acto de virtud es insignificante, séame permitido renunciar a él,
EURÍPIDES.
Que los pajarillos no hacen otra cosa que saltar de rama en rama, comer gusanillos y cantar...
— ¡No, señor! Ni los gusanillos, ni las semillas se ha- llan tan al alcance de las avecitas que puedan éstas tra- garlos a medida de su antojo.
Todo animal, grande o pequeño, ha de buscar su ali- mento cor: tanta o mayor fatiga como el hombre busca el suyo. Todo animal tiene enemigos con los que le es necesario combatir o de los que está obligado a preca- verse, viéndose estimulado a ejercer sus facúltades en Ja lucha por la vida para procurarse materiales indis- pensables, tanto como en aprender estratagemas de ata- que y defensa; de la defensa abierta y franca o por me- dio de simulación, como la practican muchos insectos, particularmente en su forma de crisálida, aparentando a menudo ser una rama seca, u otra cosa.
El que quiera observar lo que pasa a su alrededor tendrá más de una sorpresa; veamos algunos ejemplos.
Previsión. — Es una facultad muy desarrollada en ciertas especies. Cuando una manada de búfalos se es- parce por una pradera, colocan en diversos puntos cen-