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LECTURAS VARIADAS 13


lada casa de sus mayores, de los viejos señores de Viera, desaparecidos poco antes. No muchas, pero grandes y espaciosas eran las habitaciones que rodeaban al edi- ficio por sus costados : un amplio corredor, cerrado en parte por tupidas enredaderas, y un vasto jardín, que encontraron muy destruído a causa del abandono en que había estado aquélla durante el tiempo en que los achaques de la vejez obligaron a los dueños a tras- ladarse a la capital, buscando alivio a sus males; alivio que sólo encontraron en la tumba.

Después de los primeros días empleados en el arre- glo de ropas y muebles, y de haberse dado un reposo bien merecido, pues es muy seria la tarea de instalarse en una casa, Amalia se hizo cargo de la restauración del jardín, invadido por la maraña.

No creáis que tuvo jardinero y peones que se en- cargaran de esta tarea, ni aun su esposo pudo hacerlo; otras faenas le ocupaban de la mañana a la noche; tan sólo con la cooperación de un jovenzuelo que estaba a su servicio, pudo contar la joven señora.

Era tal la cantidad de pasto, cicuta, biznaga, hi- nojo, cardo, etc.., que cubría el jardín, que rosales, mag- nolias fuscatas, diosmas, etc.., desaparecían en medio de ellos; y ¿qué diremos de las violetas, pensamientos, lirios, crisantemos?

En el primer momento no sabía la nueva jardinera por dónde empezar. ¡Era tan espacioso el jardín y tanta la mala hierba!

LÉXICO Vida regalada. — Llena de comodidades, y ociosa.

Tronco. — Se dice aqui del par de caballos de raza que tira de un coche.