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Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/293

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CRÓNICAS
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las tropas otras vituallas que las almacenadas en la Marina a cargo del Comisario regio.

Todas las fuerzas del Asomante, alguna de las cuales permanecieron acantonadas en Aibonito, estaban, como ya he dicho en el capítulo anterior, al mando del teniente coronel de Estado Mayor, Francisco Larrea. Este jefe, después de su regreso a Es-

Casilla núm. 10 de peón caminero, cerca de la cual emplazó sus cañones el capitán Potts.


paña, publicó varios trabajos acerca de la guerra hispanoamericana, en la revista Estudios Militares, con el seudónimo Efeele, y de los cuales tomamos los siguientes párrafos:

Cuando al término del viaje, cayendo ya el día, y unida a la influencia de la hora la preocupación natural por las insuperables dificultades de la misión que se me había confiado, iba pensativo y recostado en el fondo del coche, que empezaba a subir la larga cuesta de ascenso a la meseta de Aibonito, llamó mi atención un grupo de hombres y animales que, junto a la carretera, descansaba en el valle de Matón. Los hombres eran artilleros e infantes, unos y otros en corto número, y parecían muy fatigados; habiendo alcanzado ya antes y hecho subir al coche algunos de ellos, despeados, que se habían rezagado. Serían los animales hasta una quincena, todo lo más, entre mulos y caballos, encontrándose al lado de ellos dos pequeños cañones de montaña; y todo aquel mezquino conjunto formaba....., la artillería y su escolta, de