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A. RIVERO
 

las fuerzas situadas en las Lomas de Silva. Al llegar al pueblo, Macomb se detuvo, y señalando la altura donde asienta el Santuario, dijo a Mateo:

—Mr. Fajardo, go ahead, please [1].

I am going; but it is too hot for me—[2] fué la respuesta de aquél; y con unos pocos jinetes, llegó al pueblo, subió hasta la Casa de Peregrinos, donde le salió al encuentro el Padre Antonio, cura párroco, y allí se entabló el siguiente diálogo:

—Padre Antonio; mande a repicar las campanas porque vamos a izar la bandera de los Estados Unidos en lo alto del campanario.

—Mateo, vete.....—Nadie pudo oír el final de la frase, porque el inquieto caballo que montaba dicho coronel, golpeó el pavimento con sus herraduras; pero debió ser algo jocoso, pues Mateo Fajardo se sonrió, y mordiendo nerviosamente el tabaco que sostenía entre sus labios, volvió grupas y se incorporó a los jinetes americanos.

Sigamos, ahora, el relato de nuestro sargento de artillería:

El brigadier había salido de San Germán a la cabeza de la columna principal, y cuando oyó fuego hacia el frente, envió órdenes a los comandantes para que siguieran, sin detenerse, cerrando las distancias. Igual orden fué dada al tren de municiones y a la impedimenta. Cuando se informó de la ruta seguida por la caballería, otorgó su aprobación.

Un oficial de Estado Mayor que había sido destacado para reconocer el campo, regresó manifestando que el terreno, al Oeste del camino de Cabo Rojo, era a propósito para el despliegue, pero a causa de la proximidad del enemigo, cuya posición aun no había sido fijada, se decidió seguir más allá del puente de hierro [3] (puente de Silva); esto, a pesar de que los hombres habían marchado 10 millas y estaban muy cansados.

Una vez dueño de este puente y de las alturas al Norte del mismo, nuestra fuerza ocuparía una posición tan fuerte, que sería muy difícil detener su avance sobre Mayagüez.

De acuerdo con este plan, la extrema vanguardia, al mando del capitán Hoyt, avanzó, desplegando en líneas de tiradores y pelotones de sostén. En esta formación continuaron aproximándose al puente, hasta 400 yardas de él, cuando el enemigo rompió el fuego; al principio, fuego individual, y como el tiroteo contra la vanguardia se hiciese muy vivo, el 11 regimiento de infantería aceleró la marcha, cruzó el puente, en columna de a cuatro, y se puso a las órdenes del general, cuyo Estado Mayor había comenzado a demoler las cercas de alambre que limitaban el camino.

Durante esto el brigadier había ordenado el repliegue de dos compañías, bajo el comandante Gilbraith, para reforzar la vanguardia; el enemigo, desde su posición en las montañas, hacía descarga tras descarga al Cuerpo principal, a través del claro que separaba la vanguardia de infantería, de la caballería, hiriendo algunos hombres y también a un oficial y a varios caballos del Estado Mayor.

  1. Sr. Fajardo, adelante, si gusta.
  2. Ya voy; pero esto está demasiado caliente para mí.—N. del A.
  3. Véase el plano de este combate.