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CAPITULO XXXV
MISCELÁNEA
UN ESPÍA EN PUERTO RICO. — EXPLOSIÓN EN EL POLVORÍN DE MIRAFLORES. — LA ESCOLTA DEL GENERAL MACÍAS. — RIVAL. — EL SANTUARIO DE HORMIGUEROS. — PROMESA CUMPLIDA. — EL HELIÓGRAFO. — MARTÍN CEPEDA. — RAMÓN B. LÓPEZ.


I
UN ESPÍA EN PUERTO RICO

URANTE el breve período que duró la guerra, muchos espías

y confidentes, algunos con grave riesgo de sus vidas, prestaron valioso concurso desde Puerto Rico al Bureau de Información Militar de los Estados Unidos, pero ninguno demostró tanta sagacidad, intrepidez e inteligencia como el teniente de artille- ría H. H. Whitney, quien logró, utilizando ingeniosos disfraces, recorrer una gran parte de la Isla, obteniendo una información tan importante, que en ella se apoyaron, más tarde, todos los planes de campaña del general Miles. Este joven oficial salió de Cayo Hueso el día 5 de mayo de 1898, a bordo del acorazado Indiana, buque que formaba parte de la escuadra del almirante Sampson, con rumbo a San Juan, y, durante la travesía, aparentando ser un repórter, consi- guió ser admitido entre los corresponsales que venían a bordo del yate Anita, per- teneciente a la Prensa. Desde este buque presenció el día 12 el bombardeo de la