Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/655

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APÉNDICE NUMERO lo

El Teniente Hobson y el "Mernmac'

Con objeto de cerrar la salida a la escuadra del almirante Cervera, y embotellarla dentro del puerto de Santiago de Cuba, el almirante Sampson aceptó la oferta de un valeroso oficial de Marina, llamado l^ichmond R. Hobson, constructor naval, quien se propuso bloquear el canal de salida, hundiendo en él al Merriviac, barco mercante de 4.1 17 toneladas, bien lastrado con carbón, y rodeado de un cinturón de pequeños torpedos, que debían explotar por una corriente eléctrica en el momento oportuno.

A Hobson acompañaron siete hombres voluntarios '. En la madrugada del 2 de junio de 1 898 forzó el paso, navegando a toda máquina hacia el interior; pero des- cubierto por los proyectores de la plaza, cayó sobre el Merrimac una lluvia de pro- yectiles, siendo voladas, además, algunas minas sumergidas. Tal vez un proyectil cortó los alambres, y cuando Hobson hizo funcionar el explosor, no se inflamaron los pequeños torpedos mencionados; por lo cual se limitó a echar anclas, y mandando abrir todas las válvulas, hundió su buque, refugiándose él y sus compañeros en una balsa, que marchó al garete llevada por la corriente.

Media hora antes de amanecer, el almirante Cervera ordeno que se preparase la lancha de vapor, y en ella, acompañado de sus ayudantes, se dirigió al lugar de la ocurrencia, para enterarse de lo sucedido. Poco después pudo oírse, distintamente, en mal español, este grito: ¡Prisionero de guerra!

Quien así gritaba era el teniente Hobson, quien con sus siete compañeros, se ren- día al almirante de la escuadra española. Cervera acercó su lancha, y dando la mano al oficial, le dijo estas palabras en inglés:

«¡Bien, muy bien; son ustedes unos valientes!»

Y seguidamente invitó a los náufragos a ocupar asientos en su lancha, siendo conducidos a bordo del Reina Mercedes, al siguiente día, al castillo del Morro, y más tarde, al cuartel Reina Mercedes, para que estuviesen mejor alojados y asistidos. Bus- tamante, jefe de listado Mayor, bajo bandera de parlamento, visitó al almirante Sampson a bordo de su buque insignia, y allí le entregó una carta de Cervera, en la cital se le manifestaba que todos los prisioneros estaban a salvo, ilesos y bien aten- didos.

El contraalmirante norteamericano F. E. Chandwick, en su obra The Spaíiish American War, pág. 343, dice: «Esta carta ha desaparecido, desgraciadamente; pero conservo en mi memoria bastante claros mis recuerdos para decir que el almirante Sampson se conmovió profundamente al leerla. El capitán de navio Bustamante per-

1 Uno de los siete compañeros del teniente Hobson es actualmente empleado de la oficina de la Prohibi- <;i<)n en Puerto Rico. — A', del A,