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Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/81

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CRONICAS
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Castillo del Morro y baluartes del Nordeste,―Vista tomada desde San Cristóbal.

Esta línea, llamada el Abanico, se apoyaba, a la derecha, contra una batería edificada junto a la playa, donde actualmente existe un garage del Gobierno Insular.

La segunda línea sigue inmediata a la estación inalámbrica, cruza la carretera y, plegándose al terreno, va a terminar en los manglares de la bahía. La primera línea, la más exterior, se apoyaba por su izquierda en el elevado macizo del Escambrón, corría luego con numerosas baterías y barbetas, protegiendo un trozo de carretera, hasta el caño de San Antonio, donde terminaba en una cabeza de puente, con sus muros aspillerados y una batería, a cañonera, en cada lado; esta cabeza tenía un puente levadizo. En esta línea y frente a San Jerónimo, comenzó a levantarse durante la guerra el cuartel defensivo de San Ramón.

El castillo de San Jerónimo y esta cabeza de puente de San Antonio, fueron las defensas principales que el año 1797 cerraron el paso al ejército sitiador de Sir Ralph Abercombry, quien, desembarcando sus fuerzas por las playas de Cangrejos, situó el cuartel general donde está la iglesia de San Mateo y plantó sus baterías de sitio, una en el Condado, en el mismo lugar que hoy ocupa la casa de Madame Luchetti, otra donde fluyen los manantiales propiedad de la viuda de Orbeta, una tercera en el Olimpo y la cuarta en la isleta de Miraflores, entre la avanzadilla y el cuerpo de guardia, hoy pabellón que ocupa el doctor Pedro del Valle. Cuatro años antes de la