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Y no fijeis vuestra suerte.
Cristina, con tal renombre,
¿Porque no os casais tambien?
¿Acaso no hallais con quien,
O le teneis miedo al hombre ?
CRISTINA.
Aquella conciencia justa,
De sus obras satisfecha,
Que las maldades desecha
Yá su fortuna se ajusta,
Abraza cualquier estado
Y en él feliz se contempla;
Pues con su constancia templa
Las injusticias del hado.
Así se han visto los sabios
De cadenas oprimidos,
En vez de exhalar gemidos,
Cantar sus tristes agravios.
No puede al hombre temer
Una muger que se aprecia,
Pues si no peca de necia
Por fuerza se hará querer.
