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ESCENA IV
LORENZO SOLO.
¡Gracias á Dios que se fue!
Por poco el fatal secreto
Sale del labio indiscreto:
¿Y ahora qué es lo que haré ?
Señor, en tan fuerte lance
Mi entendimiento alumbrad :
Acierto á mis pasos dad,
Y vuestro favor me alcance.
(Se sienta junto al bufete.)
Tan viejo y tan torpe me hallo
Que en nada puedo atinar;
No sé si me toca hablar,
O si lo acierto si callo.
Duro es hablar y con ello
Tantos pesares causar;
Pero mas duro es callar
Y esponer pecho tan bello.
Hablemos pues, y apuremos
La pena que me domina: