patria. Su postrera obra, escrita con especial esmero, fué la Life of Washington, en cinco volúmenes
Los ültímos años de Írving transcurrieron en "Sunnyside," su encantadora residencia en Tárrytown, a las orillas del Hudson, en el centro del hermoso paisaje que había inmortalizado. Írving falleció el 28 de noviembre de 1859, el mismo año que Préscott, el historiador, y que Macáulay. Un amigo que trató mucho a nuestro autor en sus úlltimos días, le describe así: "Tenía ojos color gris obscuro, hermosa nariz recta que casi podría decirse grande; frenta ancha, alta y abierta, y boca pequeña. Era de tamaño mediano, cinco pies y nueve pulgadas más o menos, y tendía un poquillo a la obesidad. Su sonrisa era extremadamente genial, iluminándole todo el rostro y haciéndole muy atrayente; y cuando se preparaba a decir algo jocoso, brillaba en sus ojos mucho antes de que hubiera pronunciado una palabra."
George Wílliam Curtis, en uno de sus deliciosos ensayos, Easy Chair, dice: "Írving era personaje tan exótico como su Díedrich Kníckerbocker en los anuncios preliminares de la History of New York. Hace treinta años podía vérsele en ciertas tardes de otoño, marchando a lo largo de Broadway con paso ágil y elástico, calzando zapatos bajos esmeradamente atados, y ataviado con capa Talma, prenda corta semejante a la esclavina de un abrigo. Tenía cierto aire ligero, jovial y de antigua escuela, que revelaba incontestablemente al holandés y armonizaba admirablemente con