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Cuentos Clásicos del Norte

misma actitud hacia setenta años o quizá más, desde el tiempo en que el buen decano Drowne, un diestro escultor en maderas, la colocó por primera vez en su larga vigilia de centinela sobre la ciudad.

La casa provincial es una construcción de ladrillo que parece haber recibido últimamente una capa de pintura de color claro. Una escalinata de rojos peldaños de piedra blanda y arenosa, y ornada de una balustrada de hierro curiosamente cincelada, asciende desde el patio hasta el hermoso vestíbulo alrededor del cual se extiende una galería con barandilla de hierro de idéntico modelo y labor a la que se encuentra abajo. Entre los dibujos de hierro de la galería se ven forjadas las siguientes letras y cifras: "I6 P. S. 79," que indican probablemente la fecha en que se construyó el edificio y las iniciales del nombre de su fundador. Una ancha puerta de dos hojas me franqueó la entrada al vestíbulo o salón, a la derecha del cual se encuentra la entrada al despacho de licores.

En este salón, presumo, es donde los antiguos gobernadores celebraban sus recepciones con pompa casi regia, rodeados de los militares, consejeros, jueces y otros oficiales de la corona, mientras todos los leales de la provincia se reunían en honor suyo. Pero esta habitación no puede presumir siquiera de antigua magnificencia en sus condiciones actuales. Los artesones de la ensambladura están cubiertos de barniz obscuro, adquiriendo tonos aun más opacos por la sombra profunda que arrojan sobre la casa provincial las construcciones de ladrillo de