Página:Cuentos de amor de locura y de muerte (1918).pdf/79

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
71
Cuentos de amor de locura y de muerte

ocasiones llegaba al día siguiente ansiosa, entraba sin mirarme, tiraba su sombrero con un ademán brusco, para tenderse en seguida, la cabeza echada atrás y los ojos entornados, al sonambulismo de su Jicky.

71 Abrevio: una tarde, y por una de esas reacciones inexplicables con que los organismos envenenados lanzan en explosión sus reservas de defensa — ¡los morfinómanos las conocen bien! sentí todo el profundo goce que había, no en mi cocaína, sino en aquel cuerpo de diez y ocho años, admirablemente hecho para ser deseado. Esa tarde, como nunca, su belleza surgía pálida y sensual. Tan brusca fué la sacudida, que me hallé sentado en el diván, mirándola. Diez y ocho años... y con esa hermosura !

Ella me vió llegar sin hacer un movimiento, y al inclinarme me miró con fría extrañeza.

—Sí...—murmuré.

—No, no...—repuso ella con la voz blanca, esquivando la boca en pesados movimientos de su cabellera.

Al fin, al fin echó la cabeza atrás y cedió cerrando los ojos.

¡ ¡Ah! ¡Para qué haber resucitado un instante, si mi potencia viril, si mi orgullo de varón no revivía más! Estaba muerto para siempre, ahogado, disuelto en el mar de cocaínal Caí a su lado, sentado en el suelo, y hundí la cabeza entre sus faldas, permaneciendo así una hora entera en hondo silencio, mientras ella, muy pálida, se mantenía también inmóvil, los ojos abiertos fijos en el techo.

Pero ese fustazo de reacción que había encendido