Página:Cuentos ingenuos.djvu/337

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gatos con dolor de muelas, sino que se esconde con las señoras guapas que visitan a mamá. ¿Puede saberse qué hacían ustedes en el gabinete?

Un poco más que comprendió en otros días las intenciones de Gloría, mas no del todo, comprendió Rodrigo esta pregunta; y en los ojos de Gloria veía una picaresca decisión tan intensa que le alucinaba.

Enrojeció en oleadas de vergüenza que le llenaron de un fuego dulce las mejillas y las sienes.. Despertaba su asombro de marea de vida. Sorprendíale que le ruborizase el hallar sorprendida y escandalizada a Gloria por los besos de Josefina, y fijo en Gloria seguía, hipnotizado con el presentimiento de aquel gran misterio fugitivo en la desnudez mágica de la Bastón. Tal misterio se le aparecía otra vez en la actitud burlesca de estas dos mujeres, que llegaban calladas en el silencio, cual si los rezos de antes de dormir le hubiesen conjurado esta noche alrededor de la cama blanca dos diablos en lugar de dos arcángeles.

— ¿Qué te hacía doña Josefina? — preguntó también Vicenta con igual cínica pudibundez.

Y esta fué la señal para que Gloria se desatase en horrores, queda la voz a fin de no despertar en la contigua alcoba al ama Charo:

— ¡Doña Josefina! O a ella él. Es un santito más largo que el día la juncia. ¡Mírale, que no ha roto un plato!... ¡Claro! Le va mejor de niño chiquitín, con sus trece añazos en el rabo: porque