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Página:Cuentos valencianos (1910).djvu/222

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V. BLASCO IBÁÑEZ

— ¿Cóm está Alí-Béllús?—preguntaban—.. ¿Y su hijo Macaél?

Para colmo de sus desdichas, al ver el cura roto el piso de su iglesia y enterarse de lo ocurrido, púsose furioso; quiso excomulgar al pueblo por sacrilego, cerrar el templo, y únicamente se calmó cuando los aterrados descubridores de Alí-Bellús prometieron construir á sus expensas un pavimento mejor.

— ¿Y no ha vuelto usted allá?—preguntaron al escultor algunos de sus oyentes.

— Me guardaré mucho. Más de una vez he encontrado en Valencia á alguno de los chasqueados; pero ¡debilidad humana! al hablar conmigo se reían del suceso, lo encontraban muy gracioso, y aseguraban que ellos eran de los que presintiendo la jugarreta, se quedaron á la puerta de la iglesia. Siempre han terminado la conversación invitándome á ir allá para pasar un día divertido; cuestión de comerse una paella... jQue vaya el demonio! Conozco á mi gente. Me invitan con una sonrisa angelical, pero instintivamente guiñan el ojo izquierdo como si ya estuvieran echándose la escopeta á la cara.