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Página:Cuentos valencianos (1910).djvu/73

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CUENTOS VALENCIANOS

Sentó era que estuviese allí Dimóni acompañando con su dulzaina las indecentes coplas, cuando el muy ladrón había recibido dos horas antees dos duros como dos soles por su trabajo en la boda. ¡Y cómo se reía aquel hereje cada vez que su amigo el Desgarrat cantaba una desvergüenza!

Había para hacer un disparate.

Lo que más alteraba al tío Sentó, aunque él lo callase, era ver que aquel insulto á su persona lo presenciaba medio pueblo, los mismos que antes le temían ó le buscaban humildes é imploraban su favor. Su estrella se eclipsaba. Todos le perdían el respeto después de su calaverada casándose con una chica.

Despertábase su soberbia de hombre rudo acostumbrado á imponer su voluntad, y temblaba de pies á cabeza ante los feroces insultos.

Conformábase con el ruido: que golpeasen cuanto quisieran, pero que no cantase aquel perdido, pues sus coplas le aglomeraban la sangre á los ojos.

Pero el Desgarrat, era infatigable, la gente acogía las coplas con aullidos de entusiasmo, y el viejo, ya trastornado, se hacía atrás como si en la obscuridad del eshidi fuese á buscar algo.

Aun permaneció en el ventanillo vien-